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27 JUN 2016 - 08:24 | Sociedad

Paula y Nicolás, a un año del accidente

El 2 de junio de 2015 se accidentaron en Ecuador cuando recorrían los caminos de América en moto, y luego de varias operaciones en los brazos, la pareja ya planea otro viaje.

 
Hace unos días se cumplió un año del accidente que sufrieron Paula Pérez y Nicolás Vola, dos jóvenes de Santa Teresita. Fue el 2 de junio de 2015 en la localidad de El Carmen, en la provincia ecuatoriana de Manabí, cuando rozaron un camión y sufrieron la caída de su moto, con la que viajaban por América y planeaban llegar primero a Quito para luego continuar hacia México. Y si les otorgaban la Visa para entrar a Estados Unidos, seguirían hasta Alaska. “Era un viaje planeado de dos años, y en Ecuador íbamos por el décimo mes. Hicimos 7 mil kilómetros en ese país, creo que lo conocemos más que los propios ecuatorianos. En dimensión, Ecuador es del tamaño de la provincia de Buenos Aires”, cuenta Nicolás, que en el momento del accidente tenía 26 años y Paula, 22.

Este viaje se gestó en otro que hicieron por el norte argentino, que duró seis meses y recorrieron 11 provincias. Cuando volvieron a Santa Teresita comenzaron a planear la travesía de dos años. “Hicimos una página relacionada al viaje, un logo, rifas, peñas, encuentros, todo para recaudar fondos para primero comprar la moto y después hacer el viaje”, relata el piloto de la Honda 400 Falcon, como el Ford Falcon pero en dos ruedas. “Es una moto que se banca todo, podés trepar, meterla en el barro y cruzar arroyos. En Bolivia nos metimos por caminos intransitables. Cochabamba a La Paz en ruta se hace en siete horas, y nosotros lo hicimos en 3 días, con precipicios increíbles. Hicimos la Ruta del Che hasta La Higuiera, donde lo terminan matando. Fue muy emotivo ese momento”, rememora Nicolás, quien relata el viaje con su novia con un brillo en los ojos, y un cariño por su moto que sólo pueden saberlo esos que son parte de la hermandad de los motoqueros. 

“Se forma como una gran familia, te ofrecen de todo en la ruta, parás a cargar combustible y lo mismo, nos ofrecieron casas para dormir, lugares para comer, todo lo que necesites, es una hermandad única”, agrega Paula, más callada y tímida que Nico, verborrágico y pasional sin pausas en su hablar. “Igual quedé como que a veces me patina, debe ser el golpe…” dice para quitarle dramatismo al difícil momento que les tocó vivir.

La moto del accidente está intacta en Ecuador, se las guarda un amigo. “No puedo traerla todavía, para entrarla al país te cobran una fortuna”, se lamenta Nicolás, quien convive con Paula hace 4 años. “De todo ese tiempo pasamos más de viaje que en una casa”, agrega Paula. Se conocieron en Santa Teresita y mientras ella estudió en la Escuela Comercial, él lo hizo en la Técnica. Y para juntar fondos para la travesía y comprar la moto trabajaron duro en los veranos, de mozos en un resto de Costa del Este.
 
EL ACCIDENTE
“No recordamos lo que pasó en el accidente, tengo unos sueños inentendibles. La sacamos barata. Me quedó infección en el brazo izquierdo, me cuesta hablar a veces, y me operaron dos ó tres veces, ya no recuerdo bien, en el Hospital de Mar de Ajó más la intervención en Ecuador. Me atendieron 11 puntos en los dos lados, y estoy muy agradecido. Tuvimos suerte de que fue en Ecuador donde la atención en salud es gratuita y espectacular”, recuerda Nicolás, que estuvo tres meses internado en el Hospital Espejo de Ecuador, más un mes en el de Mar de Ajó. 

La moto quedó intacta porque no impactaron de lleno con el camión que les giro en U delante en una ruta similar a la Interbalnearia costera. Los testigos del accidente contaron que el conductor del camión se tiró a la derecha y realizó una maniobra peligrosa al doblar y querer cambiar de rumbo en la carretera. Los testigos lo atraparon cuando intentaba escapar. “Lo traté de esquivar pero se enganchó la carga de costado y nos caímos. Nos salvó que llevábamos equipo de moto con ropa de viaje y cascos porque no tuvimos más que las fracturas de los brazos”, relata Nicolás. 

“Yo en realidad tuve un golpe en la cabeza, tuve fisura de cráneo y perdí el conocimiento. Cuando me desperté no recordaba ni quién era”, dice Paula, que pensaba que estaba internada en Mar del Plata, dado que tuvo unas operaciones de oído en la ciudad balnearia cuando era más pequeña. En realidad estaba en la Clínica Cuba Center de Santo Domingo. “Vino el papá de Nico con una foto y me decía, ves este es tu novio”, cuenta entre risas. Paula se recuperó antes y pasó 18 días internada porque no tuvo fractura expuesta, aunque al estirar el brazo no hace todo el recorrido que debería hacer. Nicolás se llevó la peor parte. “Es que al ser expuesta, él tuvo que ser operado y le tuvieron que ir reconstruyendo el brazo. Y además se le infectó y la pasó muy mal. Los dos en el izquierdo porque nos caímos para ese lado. Los cascos quedaron quebrados del golpe”, dice Paula, y Nico agrega: “Igual queremos seguir conociendo lugares nuevos, movernos y explorar. Seguir aprovechando la vida porque un día estás, y al otro día no estás”…

Con la indemnización recibida en Ecuador, donde no existe el sistema de seguros de terceros en accidentes como en Argentina, se compraron una camioneta y ya la están convirtiendo en casilla rodante. “Ya probamos el colchón atrás y vamos a seguir viajando, ahora sin moto”, coinciden. “La excusa de Rita nos ayudó a dejar la moto”. Y los tres ahora, sumando a la perra, ya están en planes de recorrer la Patagonia.

En el accidente perdieron sus ahorros, que juntaron gracias a los trabajos temporarios en los países que visitaban, y a la venta de artesanías. Un amigo ecuatoriano les dijo que al momento del accidente el doble caño de escape falso, donde escondían el dinero, estaba sano. Pero cuando la retiraron de la policía apareció roto, y la plata ya no estaba. 

Ambos están agradecidos de la comunidad costera, y principalmente de Santa Teresita, porque los ayudaron en los gastos de la familia que pudo visitarlos en Ecuador. “Nuestras familias pasaron tres meses allá. Por eso nos ayudó mucho la colecta que se armó en el pueblo”, coinciden. 

La Embajada argentina en Ecuador les pagó los pasajes de vuelta en avión, y por estos días Nicolás viaja a Capital a comprar ropa y la vende en La Costa, por facebook, en un mercado interno que se mueve con todo tipo de productos. Y también maneja una camioneta de un reparto de café de un amigo. Por su parte, Paula, en el último verano, fue promotora de una empresa de turismo entregando folletería en la peatonal. 
 
CON EL PRESIDENTE CORREA

Ya recuperada, Paula visitó con su padre, Walter, el Palacio de Carondelet, la sede del Gobierno ecuatoriano y residencia oficial del presidente, Rafael Correa. Y tuvo la fortuna de encontrarse con el primer mandatario. “Fue emocionante encontrarlo ahí. Nos preguntó como estábamos y se notaba que tenía conocimiento de lo que nos había pasado”. Tan metido en el tema estaba Correa que hasta escribió un twitt con 140 caracteres que decía: “Encontré a Paula, joven argentina accidentada con su novio Nicolás en El Carmen. Estaba visitando Palacio, y se veía muy bien. ¡Qué alegría!”.