Martes 23 de abril de 2024
11 SEP 2017 - 20:23 | Sociedad

“No puedo seguir esperando en conocer mi identidad”

Revelamos la historia, la sociedad se conmocionó y recorrió todos los medios. Desde España, donde reside, conversamos con María Eugenia, la platense que asegura ser hija de dolorenses. “Es como buscar una aguja en un pajar”, sentencia. Detalles y novedades.

La semana pasada revelamos la historia de María Eugenia, una señora de 45 años que busca en Dolores a su familia biológica. Desde entonces, lo publicado en la edición impresa y luego en el diario digital, revolucionó las redes sociales e incluso el caso llegó hasta Tenerife, en donde vive María Eugenia desde hace unos años con su esposo argentino y el hijo de la pareja.

 

“Alguien tiene que saber algo, porque no pudo haber pasado desapercibido un embarazo en 1971, en Dolores”, le dice “Maru” a ENTRELÍNEAS. “Maru” busca a su familia biológica, pero tiene pocos datos. Sabe que nació el 12 de enero de 1972, a las 9 de la mañana, en La Plata. Sabe que esa misma tarde ya estaba con sus padres adoptivos. Sabe que su mamá biológica tenía 15 o 16 años cuando la tuvo y que su papá era más grande que ella. “Posiblemente tenía más de 20 años”, dice.

 

@bloqueI@“No tengo absolutamente ningún dato, ni nombres, ni apellidos, ni apodos... Sólo sé que mi madre biológica tenía 15 o 16 años y que mi papá era mayor que ella. La partera que estuvo presente falleció. Se llamaba María Zafra de Ferré y según investigué, hay otros casos de nacimientos en la casa de la partera, posiblemente nací ahí y hay antecedentes de que en esa casa se entregaban bebés a familias para que se hicieran cargo”, cuenta.

 

“Maru” tiene dudas sobre su nacimiento: “No sé si mi madre biológica realmente me entregó o si la engañaron diciéndole que yo había nacido muerta. Lo único que puedo decir es que ella era muy joven... fácil de engañar”.

 

El acta de nacimiento de “Maru” dice que ella es hija biológica de sus padres adoptivos y su mamá le puede aportar pocos datos, con 88 años y problemas de memoria. Además, Maru vive en España desde el año 2000, donde vivió cuatro años en Madrid y después se mudó a Tenerife. Allá está con su marido y sus dos hijos que, involuntariamente, son protagonistas de esta historia.

 

“Mi hija nació en marzo de 2008 y tuve varios problemas con el embarazo. Ese fue el detonante por las preguntas de los médicos sobre mis antecedentes familiares de salud. Fue entonces que mi madre me confesó que era adoptada, pero las pocas cosas que me dijo no me sirvieron de mucho, es por eso que ahora estoy buscando mi identidad”, explica.

 

Ella no guarda rencor hacia sus padres adoptivos, pero quiere saber la verdad: “Sé perfectamente que mi madre y mi padre me han amado y me siguen amando con locura. Le debo todos mis valores a ellos, pero tengo que tener familia, hermanos y primos”, dice.

 

Ella pide cualquier tipo de ayuda. Lamenta el tiempo perdido. Y más aún, haber estado tantas veces en Dolores sin conocer su historia: “Incluso trabajé cinco años en San Clemente, en Mundo Marino, tan cerca... He ido a visitar a amigos en Dolores. Ahora ‘me mata’ la distancia y mi madre adoptiva tiene problemas de memoria. No puedo seguir esperando en conocer mi identidad”.

 

Ella tiene diabetes, artritis rematoidea, un hoyito en el mentón, ojos verdes y el pelo rizado. “Es como buscar una aguja en un pajar, pero sé que lo voy a conseguir”, reconoce con esperanza.

 
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