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07 JAN 2018 - 22:02 | Sociedad

Tiene seis hijos, ocho nietos y un bisnieto y estudia periodismo

A los 68 años, la dolorense Brenda Campagne decidió estudiar. Siempre fue ama de casa y sueña con hacer un programa para adultos mayores en los que no se hable “nada de enfermedades”.

Brenda Campagne acaba de rendir un examen: se ha sacado 10 y está, obviamente, orgullosa. Un compañero la saluda con un chiste que se mezcla por otro por la presencia de esta cronista: “sos una estrella”, le dice.
 

En un rinconcito del amplio salón de actos, mientras pasan alumnos y profesores, Brenda le muestra a ENTRELÍNEAS.INFO su libreta de estudiante, mientras le cuenta que tiene 68 años, que se casó cuando no había cumplido los 18 que tuvo cinco hijos, ocho nietos y un bisnieto. Y que después de años de trabajar como ama de casa y zapatera –“zapatera remendona”, aclara- decidió cumplir su vocación. Para eso, este año se anotó en la Tecnicatura Superior en Periodismo en el ISFDyT 26 de Dolores “porque no soy de las personas que se quedan sentadas en un sillón esperando la carroza”. Hasta este marzo, su vida ha sido “siempre ama de casa, pero metiéndome en cuanto taller hay en Dolores”. 

 

Habla pausada, como degustando cada palabra, para contar que compañeros y profesores “me han recibido con amabilidad, a pesar de que hay diferencia de edades” y explicar que “esto para mí es pertenencia, que es muy importante a mi edad”. Esa pertenencia se traduce en que “llega cierta hora y yo sé que tengo que ir, que están todos, que nos reunimos, charlamos y discutimos, a veces fuertemente porque no soy la de atar”, discusiones que, por supuesto, vienen del lado de los temas políticos, “pero estamos aprendiendo a convivir”. 

 

Su futuro profesional está encaminado a “un programa para el adulto mayor, que ya lo he hecho en la Radio Municipal con el programa Papelnonos”. ¿Cómo piensa Brenda ese programa? “Nada de hablar de enfermedades, todo pum para arriba. Buena música, informaciones, pero nada de pálidas”. 

 

Sin embargo, prefiere la gráfica: “Soy bastante buena escribiendo, porque vengo de una familia casi de escritores: mi mamá, que no tenía el secundario y se crió en General Conesa, era muy buena lectora, tenía un inglés perfecto y el hermano leía novelas en francés. Y todo autodidacta”. 

 

Sobre el periodismo actual es terminante: “Tiene que venir un nuevo paradigma, romper con esto que hay ahora y hacer otra clase de periodismo, donde se contenga más. No me gustan las agresiones, con eso no se construye nada”, sostiene. “No sé qué es la grieta, porque los que dicen ah, la grieta son los mismos que la mantienen”, dice.

 

Después de este primer año, Brenda no descansa: “Ya estoy pensando armar el centro de estudiantes, quiero darle al instituto algo que no sea nada más que nuestro estudio. Que quede algo de esos alumnos de periodismo. Como dejar la huella”.

 

¿Cómo se imagina Brenda esa huella? “Haciendo algo para el otro”. Y su voz tiene otro color cuando imagina: “conseguir una impresora, poder vender acá las libretas de estudiantes, hacer una búsqueda del tesoro de esas grandes que se hacían antes con postas donde haya que buscar información sobre periodismo, sobre la historia de Dolores”. Todos sus compañeros y los de segundo año ya están apalabrados, por lo que los proyectos de Brenda seguramente comenzarán a funcionar en 2018.

 

Sin embargo, dice que no se ve trabajando de periodista, aunque fiel al optimismo que mostró todo el tiempo concluye “¿por qué no?”. Y, como se impone en este tipo de notas, aconseja a los chicos que recién salen del secundario: “Tienen que seguir, tienen que educarse bien, seguir una carrera o un oficio”, como ella, que mientras estudia hace zapatos para fiesta en la misma zapatería que trabaja su hijo, siguiendo la tradición de su padre.

 
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