Viernes 19 de abril de 2024
19 MAR 2018 - 19:54 | Sociedad

La emotiva carta que escribió uno de los hijos de Darío Jerez

El vecino de Santa Teresita desaparecido desde el 25 de octubre de 2001 hubiese cumplido hoy 57 años. El recuerdo de su familia y de su hijo Julián, con un texto muy emotivo.

Este 19 de marzo cumple 57 años Darío Jerez, el vecino de Santa Teresita que desapareció en octubre de 2001 y desde entonces nada se sabe de él ni qué sucedió con su persona. A través de las redes sociales, tanto su esposa Viviana Zubiaurre como sus hijos evocaron la figura del costero.
 
“Dario hoy cumplirias 57 años, 57 añosssssss!!! Hoy tus hijos de recuerdan por todo lo que hiciste por ellos, por el amor que les diste en tan corto tiempo y viven con ese dolor intenso... pero adentro muy adentro porque saben que hay que seguir!!!!!”, escribió Viviana.
 
Quien escribió un extenso y emotivo texto fue uno de sus hijos, Julián:
 
FOTO PARA JULIA(N)
 
Ahora mismo el gordo de pañales tiene 33 años más que en la foto. Como diez más que el pibito que pasó su infancia peonando en el campo y lo mira enamorado, amaneciendo en lo padre y a la vista más viejo de lo que era en realidad.
 
Hace rato ya que el gordo no puede besar a nadie porque este año la falta del pibito le rompió los dientes como un toro de ojos rojos que, furioso y desenfrenado, no le erra cuando apunta a la boca el topetazo. Se dio cuenta de que vivió más tiempo sin el pibe que con él. Y escupe sangre mientras escribe. Toma whisky de los ricos y traga sangre.
 
*Tú no puedes volver atrás / porque la vida ya te empuja / como un aullido interminable.*
 
El gordo quiere volver su vida a esa foto, pero el sol y la luna siguen dando vueltas para el mismo lado, y el tiempo no entiende la piedad de recular. Piensa que las fotos no inmortalizan momentos, que eso que dice la gente que vive de sacar fotos es una mentira para vender su laburo. Porque solamente graban el dibujo de un instante, de un relámpago que desaparece al segundo siguiente de ser, y no vuelve nunca más. Como si fuera octubre de 2001 y los demonios desaparecedores que volvieran a volver, con hocicos renovados pero siendo siempre los mismos, le quitaran en un flash todo eso que en la foto sostiene al gordito, aunque él ya con 16 se estuviera haciendo un gaucho grande. Cuando nadie más lo sostuvo se cayó al suelo, y quedó hecho pedazos. Y es cierto que trató de ir pegándose como pudo mientras el tiempo no dejaba de ir para adelante, pero nunca quedó bien pegado.
 
*Otros esperan que resistas / que les ayude tu alegría / tu canción entre sus canciones.*
 
Entonces el gordo piensa que ese pibito fue de lo mejor que vivió en un mundo mierda, y que le quedaron las encías podridas de ese amor que no le dijo. Que tiene marcados y ardiendo en el cuerpo todos los abrazos que recibió de él. Que debería haber abrazado más al pibe. Que no tendría que emborracharse la noche de un domingo gris, lejos y Goytisolo. Que Darío no tendría que haber cumplido años desde la madrugada de un lunes en que el verano ya es ocaso.
 
*Nunca te entregues ni te apartes / junto al camino, nunca digas / no puedo más y aquí me quedo.*
 
Eso. Los Dolores se jinetean como al potro más bravo. Y a los demonios se les da pelea. Y se resiste. Como siempre. Una vez. Y otra. Y otra más. Hasta que no queden más toros. Ni cámaras de fotos. Y el último corazón de todos los nuestros cierre la tranquera. Y se apague el sol.