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15 JUN 2018 - 09:30 | Sociedad

Muerte serial, el cuento que Daniel Puliti escribió sobre el aborto

El médico dolorense escribió años atrás un relato sobre las vivencias de los médicos residentes. El aborto fue uno de sus temas.

En el año 2005 fue publicado el libro del médico dolorense Daniel Puliti bajo el título Médico Residente. En la publicación Puliti cuenta su experiencia como residente durante sus años de estudiante y entre los relatos hay uno que se llama "Muerte Serial" y habla de aborto. En estos días, en el marco del debate por la despenalización, Puliti publicó su cuento en las redes y escribió: "Así lo vivimos por esa época los médicos residentes, no por nada le puse 'Muerte Serial'".
 
El cuento:

MUERTE SERIAL.
 
Adriana Wasserman era Residente de desde hacia dos semanas. Hija de un importante ginecólogo. Su madre era médica oftalmóloga. Se había criado en el ambiente de la Medicina desde chica. Esa tarde, Adriana estaba de guardia en la Residencia cuando recibió el ingreso de una paciente de 15 años, con fiebre y vómitos. La chica estaba acompañada por su madre y había llegado al Hospital en una ambulancia de los bomberos comunales de los suburbios de la ciudad. Cuando la vio, aún temblaba por fiebre y estaba transpirada. Adriana se presentó a la niña y a su madre, indicándole a la enfermera que tomara la temperatura de la paciente y le colocara un suero para hidratarla y medicarla.
 
La chica, de poco nivel cultural y mental se quejaba mientras tiritaba por la fiebre. Adriana consiguió, no sin esfuerzo, saber su nombre, edad y síntomas. Ella le contó que hacía dos días que sentía molestias para orinar. Su madre, junto a la cama aseveró sus dichos. Adriana examinó el abdomen constatando solo leve dolor a la palpación de la zona baja del mismo. Al considerar el cuadro como una infección urinaria común, no envió muestras al laboratorio de guardia y dejó en el Office de enfermería las órdenes para la mañana siguiente. Indicó medicación para bajar la fiebre y dieta blanda hasta ver la evolución. Confeccionó la Historia clínica en forma somera, sin ahondar en más detalles, considerando como definitivo el diagnóstico de infección urinaria. Estaba apurada en terminar con la chica ya que había dos casos más de ingreso en ese momento y el Residente de segundo año estaba ocupado en la Guardia de Emergencias. Dejó de lado el interrogatorio ginecológico por parecerle muy infantil el comportamiento y desarrollo de la chica. Solo le preguntó si tenía menstruaciones y la madre se apresuró a contestar que ahora estaba en su fecha. Adriana dejo este caso y fue en busca de las otras admisiones a internación. Quería terminar rápido con las mismas ya que, su novio, también Residente pero de cirugía, pasaría a verla.
 
Una hora después había terminado y regresó a la Residencia. Martín, el Residente de segundo año no tardo en llegar de la Guardia Central. – ¿Adri, tuviste mucho trabajo mientras yo no estuve? – le pregunto ni bien llegó.
 
-¡Bastante movidito estuvo! Tuve tres ingresos. Una Insuficiencia cardiaca, una neumonía en un anciano y una chica con una infección urinaria. ¡Está todo bajo control! - dijo contenta.
 
Ya era la hora de cenar y tanto Adriana como Martín estaban lo suficientemente cansados como paratomarse un respiro. La llegada a la Residencia de Marcos, el novio de Adriana completó el elemento que faltaba para terminar de relajarse. Los tres bajaron al subsuelo y se dirigieron por los largos pasillos subterráneos hacia el comedor del Hospital.
 
Luego de la cena regresaron entre chistes y una charla amena a la Residencia. Habitualmente, el Residentemayor realiza con el de primer año una ronda nocturna con los casos ingresados durante su guardia. Martín decidió obviarla esa noche, debido a la poca complejidad de los ingresos de esa tarde y a la confianza que Adriana, a pesar de ser Residente novata, le merecía. Ninguno de los tres pacientes parecía complicado, así que prefirió irse a acostar y dejar a su compañera con su novio un rato, sin él en el medio.
 
A las cinco de la mañana la enfermera los llamó por la chica de la infección urinaria. Adriana se levantó y adespertar a Martín, que dormía placidamente.
 
-¡Martín! Despertate por favor, creo que hay problemas con la chica de la infección urinaria que internéayer.- Martín se enderezó en la cama, con el ambo todo arrugado (es habitual que los Residentes durmiéramos vestidos para evitar tener que hacerlo las muchas veces en que nos despertaban por las noches).- ¿De qué me estás hablando?- preguntó aún dormido.
 
-Está llamando la enfermera por la chica de la infección urinaria- le contó mientras bajaba la escalera quellevaba de la Residencia a la Sala de Mujeres. Cuando Adriana y Martín llegaron junto a la cama se encontraron con un panorama nada bueno. La chica estaba delirando de fiebre, la enfermera había controlado su temperatura y les dijo que era de 39,9ºC. Martín la destapó para evaluarla y la notó pálida. Al movilizarla para examinarla vio una mancha de sangre en la sábana y en el camisón de la chica. – ¿Vos habías visto esto?- le preguntó a Adriana.
 
–Sí, la madre me dijo que estaba menstruando ahora.- contestó Adriana.
 
Martín, con más experiencia vio algo que no le gustó nada. – ¡Mirá la sangre! ¡Hay pus! - tomo sus signos vitales y observó que además de pálida sus miembros estaban fríos y azulados. – ¡Esto es una sepsis! - Canalizaron su brazo, le administraron medicación para bajar su fiebre y pidieron análisis de urgencia. Luego de estabilizarla y mientras esperaban los resultados pedidos al laboratorio de análisis de Urgencia, se sentaron en la Sala de Médicos a discutir sobre el caso.
 
-¡Creo que es un aborto! ¡Esta chica se hizo algo y lo está ocultando, Adri! –
 
- ¡No puede ser! La madre misma me aseguró que la hija estaba en fecha normal. No sospeché en ningún momento un cuadro ginecológico. – se excusó Adriana. En ese momento el técnico de Laboratorio de Guardia llegó con los análisis.
 
-¡Van a tener baile, amigos!– dijo mientras le entregaba los resultados y se iba a dormir nuevamente. Losanálisis mostraban una importante infección, con datos de gravedad de la misma además de la anemia había algo que no le gustó nada a Martín al leerlo. Estaba subiendo la bilirrubina (se pondría amarilla, como en las hepatitis). Al mirar la última página de los análisis confirmaron el cuadro de sospecha. El test de embarazo estaba marcado con tres cruces positivas.
 
-¡La puta madre!-dijo Martín - ¡Es un aborto séptico y esta haciendo un Mondor!
 
El Síndrome de Mondor es el episodio catastrófico más temido y más grave de las complicaciones de un aborto. Indica que el aborto está infectado y con diseminación por la sangre a otros órganos. La mortalidad del mismo aún hoy (veinte años después de este episodio) y con los avances de nuevos antibióticos de alto poder sigue siendo muy alta.
 
Trasladaron a la chica a Terapia Intensiva con oxígeno y antibióticos. Bajo las potentes luces fluorescentesde la Sala de Terapia pudieron observar el color amarillo-pálido de la piel de la chica. Esta, estaba conciente pero excitada y se quejaba de no poder respirar bien a pesar de la máscara de oxígeno. Junto al Residente de Terapia interrogaron a la chica en varias oportunidades y siempre negó haberse hecho un aborto. Eran las seis de la mañana.
 
En poco tiempo más llegaría la madre para obtener más datos. Adriana se sentía culpable de no haber sido capaz de detectar el cuadro. Su padre, el Dr. Wasserman le había contado infinidad de veces sobre los casos de las adolescentes embarazadas que se hacían abortos de las mil y una formas imaginables y que, en la mayoría de los casos, terminaba con la muerte. Se quedó junto a la cabecera de la cama acariciando el cabello negro y largo de la chica, que la miraba con ojos amarillos que dejaban traslucir su miedo.
 
Adriana la observaba pensando que podía ser su hermana menor, tenía su misma edad y el mismo cabello.
 
Sabía que era muy probable que en pocas horas estuviera muerta y se sentía impotente de poder cambiar el pronóstico.
 
Martín, mientras tanto, se dirigió al pabellón de Clínica a esperar a la madre para interrogarla. Al llegar alpasillo de ingreso a la Sala la vio preguntándole a la enfermera sobre el paradero de su hija. Martín se acercó y la tomó del brazo. La notó nerviosa y llorando. La llevó al final de la Sala, a uno de los consultorios y la interrogó.
 
-Sra. ¿Usted sabía que su hija estaba embarazada? –preguntó mientras se sentaba sobre el escritorio. Primero lo negó, luego cuando Martín le explicó el estado de la chica, el traslado a Terapia y la gravedad de la misma no pudo más y llorando le contó la historia.
 
Diana, así se llamaba la chica, había quedado embarazada de su padre, su marido. Un hombre peligroso,que solía andar armado, golpeador y que había abusado en varias oportunidades de Diana y de su hermana mayor, la cual hacía algunos meses se había escapado de su casa por lo mismo. Siguió el relato que Martín escuchaba asombrado y sin interrumpir, diciendo que al enterarse de lo sucedido había huido de la casa con Diana y sus tres hermanos menores a la casa de una hermana. Ella conocía una enfermera que podía hacerle el aborto. Llevó a su hija dos veces a la casa de la enfermera para hacerlo, porque esta le dijo que no había podido terminarlo en el primer intento.
 
Contó que al día siguiente Diana se había despertado temblando, con dolores en el abdomen y vomitando. Se asustó por el cuadro y recurrió a los Bomberos de la zona para trasladarla desde los suburbios hasta el Hospital.
 
Martín quedo en silencio observando a la mujer. Su piel curtida por el Sol, presentaba en los brazos cicatrices y algunos hematomas, mirando más detenidamente pudo ver en su rostro también huellas de alguna noche de golpiza y alcohol. Conocía ese tipo de hombre. Era común atender en la Guardia mujeres de hombres golpeadores y agresivos.
 
Martín sabía que en esos ambientes las leyes primitivas y basadas en la agresión y el sometimiento de la mujer eran lo habitual. También era frecuente, el hecho de que un padre abusara sexualmente de sus hijas, pero en este caso la chica tenía pocas posibilidades de sobrevivir. Cuando la madre, ahogada en llanto se recuperó, Martín le explicó que la posibilidad de que Diana viviera era prácticamente nula y que además, el debía hacer la denuncia policial por el caso.
 
La mujer en silencio y con la cabeza gacha susurró que ya nada le importaba. La puerta se abrió y Adriana entro en silencio al ver a Martín con la madre. Adriana escucho la historia de labios de Martín. Ella, con la cabeza, le hizo seña de que la chica empeoraba y que el desenlace seria en poco tiempo. Adriana acompaño a la madre del brazo por los pasillos subterráneos hasta el Pabellón Central, donde quedaba Terapia Intensiva.
 
Diana, hasta los últimos momentos de lucidez negó el aborto. Murió a las 14hs. En fallo séptico. Su madre, aún acompañada por Adriana fue retirada del Hospital por la Policía y detenida así como la enfermera. No supimos nada de lo que pasó con el padre, pero esta es una historia que se repite día a día en casi todos los Hospitales de nuestro país.
 
La estadística actual dice que de cada embarazo que llega normalmente a buen fin hay cuatro abortos. La mayoría en menores, sin recursos y que hacen cualquier cosa con tal de interrumpir el embarazo. Lamentablemente, la historia de Adriana y Martín ha sido repetida infinidad de veces durante el período de nuestra Residencia.
 
La autopsia de Diana, a la cual asistieron ambos demostró la perforación del útero por un objeto punzante,probablemente una aguja de tejer, con una infección generalizada por un germen agresivo afectando todos sus órganos. Síndrome de Mondor.