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03 MAY 2020 - 12:59 | Sociedad

Educar en tiempos de coronavirus: la continuidad de las clases en medio de la pandemia

“La escuela es el último retazo del estado que está presente en todas las crisis”: Cecilia Laboritto, especialista en Pedagogía analiza la creación del nuevo dispositivo construido a raíz de la cuarentena. El rol de los docentes, las familias, el estado.

La entrevista se pudo ver en vivo a través del facebook de Entrelineas.

"Esto nos chocó como un tren de frente": Cecilia Laboritto, docente de pedagogía y de práctica de la enseñanza, describe así el efecto de la cuarentena sobre la educación. A apenas dos semanas de iniciado el ciclo lectivo en la primaria, una en el secundario y en pleno período de exámenes en el nivel superior “en pocos días hubo que armar un dispositivo con lo que cada docente tuviera a mano: la pc compartida de la familia, el teléfono o lo que fuera”. Con nada, desde la nada, entonces, se armó un sistema de trabajo que, más allá de los defectos, errores y contramarchas, funciona, enfatiza Laboritto, en contra de los que proclaman que las clases no han empezado o que se perderá un año educativo.  
Considera que “la escuela es el último retazo del estado que está presente en todas las crisis” y que en este caso, como históricamente, “está respondiendo”.
Cecilia Laboritto participó del ciclo de entrevistas EntrelineasEnCasa y resaltó que, en este contexto, “el desafío más grande era ver qué hacíamos con los alumnos que no tienen acceso al mundo digital" y en respuesta se trabaja en simultaneo con la entrega de bolsones del servicio alimentario para “entregar material impreso, incluso, dejando las cosas en las tranqueras de los campos”.
Laboritto reconoce la serie de errores que se cometieron, especialmente a partir de la gran cantidad de deberes que en principio fue la mayor queja de los padres. “Es real, pero fuimos adaptándonos como se podía: hemos bajado la cantidad de material para que no fueran muchas horas frente a la computadora que muchas veces es familiar y debe ser compartida por los otros integrantes”.
En este proceso de “organizar un sistema desde la nada”, Laboritto destaca que, más allá de que algunos docentes hubieran realizado capacitaciones previas sobre el uso de tecnologías, se construyó “un capacitación informal, entre nosotros: hemos hecho lo que hemos podido con lo que teníamos”.
Sobre las perspectivas hacia adelante, Laboritto indica que “desde hace años veníamos diciendo que la escuela debía tener un cambio. Esto puede ser un precedente para pensar que podemos trabajar de otra manera, otro modelo de escuela”.

Para ello, propone que tanto docentes, como familias y el Estado modifiquen sus acciones. En cuanto al rol del estado, lo fundamental es atender “a los chicos que no tienen con qué, entregando netbooks, como se hacía antes”. Los docentes, por su parte, deberán adaptare a esta situación de “escuela en pantuflas” y las familias “organizando la casa para que todos puedan tener acceso a los dispositivos”. 

“Hay que pensar también una pedagogía del no conectado”, dice mientras rescata el rol central del acompañamiento, aún en épocas de distanciamiento: usar las tecnologías “para escuchar una voz, ver una cara, poner oreja aún para solucionar cosas que nos exceden”.