Viernes 29 de marzo de 2024
25 NOV 2021 - 09:39 | Sociedad
Sociedad

Marcha de la marihuana: una multitud pidió por una nueva ley de drogas y el fin de la violencia institucional

Más de 5.000 personas fueron desde Plaza de Mayo hasta el Congreso para reclamar por la regulación del uso adulto y el cultivo personal de cannabis. En el contexto del crimen de Lucas González los participantes condenaron los abusos policiales contra los consumidores de drogas

Mezcla de carnaval cannábico y reclamo social, la ya famosa marcha de la marihuana en Buenos Aires tuvo una nueva edición (la N°12) este miércoles. Una multitud pidió otra vez por la derogación de la ley de drogas actual, que castiga con prisión a usuarios y cultivadores, y una nueva legislación que regule el consumo y el mercado de la planta, cada vez menos prohibida y más celebrada en todo el mundo.

Más allá de los pedidos tradicionales de este evento que arranca a las 4.20 de la tarde desde Plaza de Mayo y termina con un festival de música y discursos bajo la cúpula del Congreso de la Nación, en esta ocasión el asesinato del joven Lucas González por parte de tres agentes de la Brigada de la Policía de la Ciudad motivó que los hechos de violencia institucional y abuso de las fuerzas de seguridad sobre consumidores estuvieran entre los reclamos más importantes y repetitivos.

Franco Mónica llegó desde Glew, en el conurbano sur de la Provincia de buenos Aires, con sus amigos. Todos tiene alrededor de 20 años. Hicieron con cartulina y marcador dos carteles que sintetizan lo que la mayoría de las cerca de 10.000 personas reclamaron en la caminata céntrica porteña. “No más presos por cultivar” sobre una cartel verde. “Aguante el faso, ¿preso por una flor?” escrito sobre una hoja azul.

“Marchamos por no más presos y por una ley que nos proteja de la Policía y del narcotráfico. Queremos tener nuestras plantas, no hace falta que tengamos que ir a comprar a los transas y correr peligro”, comentó Franco, que asegura que en los últimos años se ve más tolerancia en la policía: “Pero quizás es conmigo, que tengo ojos claros”, ironiza. A su lado, un amigo de rulos negros y piel morena que prefiere no dar su nombre, asiente: “Me agarran a mí con un porro y soy pollo”.

Los “sueltos” acompañaron a las decenas de organizaciones cannábicas y sociales, como el Movimiento Evita, la Juventud Radical, el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y la Federación Argentina LGBT, que marcharon con banderas y pancartas. Además, familiares de presos por cultivar, como el caso de Luciano Also, detenido en Hurlingham días atrás. “Hacía aceite para compartir, cultivo solidario, no oculta nada. Lo allanaron el miércoles pasado, tenía 200 esquejes para regalar, generar intercambios de cepas con personas que necesitan aceites”, explicó Flavio, su primo.

Sin pruebas, según su familia, de que Luciano cometa algún delito, el joven de 38 años permanece detenido en la comisaría 1 de Morón y su causa la tiene el fiscal Antonio Ferrara. El tiempo que se toma la Justicia en investigar cultivadores solidarios lo pierde en combatir realmente el narcotráfico.

“Vengo desde Rosario para agradecer a los cultivadores perseguidos. Hay mucha gente vulnerable a merced de la Policía. Y también vengo a pedir que se cambie la ley de drogas, que es contradictoria en relación con la salud. Resulta que hay una ley que permite el uso medicinal y una ley de drogas que, bajo la idea de cuidar la salud, prohíbe el cultivo y el consumo. Necesitamos legalización mientras se abre la gran industria”, comentó Karina Prieto, de Madres que se Plantan de la ciudad santafesina.

La marcha incluyó el pedido de reconocimiento de las prácticas tradicionales y fitoterapéuticas y un plan de reducción de riesgos asociados al consumo en todos los establecimientos educativos, sociales y de salud con capacitación a profesionales del ámbito público como en el privado. Los manifestantes marcharon bajo las consignas “no más preses por marihuana”; “legalización de la marihuana para todos sus usos y formas”; “basta de persecución y estigmatización”; “derogación de la Ley 23.737″, considerada la primera causante de privación de la libertad de mujeres cis y trans; “inclusión en la Educación Sexual Integral (ESI) del uso de sustancias psicoactivas desde un enfoque respetuoso de los derechos humanos y con perspectiva de reducción de riesgos y daños”.

”Estamos acá para exigir la plena derogación de la ley 23.737, una política de drogas de hace 32 años que quedó totalmente desactualizada para la época. Y también para visibilizar la necesidad de una regulación integral del consumo, el uso y los derivados del cannabis que amplíe derechos, ya que consideramos que la ley 27.350 es un parche”, asegura Pablo Lema, abogado e integrante de la Asociación de Agricultores Cannábicos Argentinos.

El “parche” al que se refiere es la ley de uso medicinal y el Reprocann, el registro a través del cual se formalizan cultivadores, usuarios y médicos que prescriben aceites. Para Jimena Formosa, de Madres que se Plantan, la ley actual “no alcanza”. “Espero que nos escuchen. A los cultivadores, la planta libre para los usos. Necesito de la planta que mi hijo muera sin dolor. Ya no tiene más tiempo. Es calidad de muerte”, comentó. Su hijo, Constantino, de 5 años, padece “parálisis celebrar multisevera” y necesita una medicación extremadamente cara que sus padres no pueden pagar.

El cannabis le saca el dolor de la inflamación cerebral al niño. “Sus hermanos no están preparados para ver morir a su hermano”, comenta Jimena para quien “la ley actual no sirve porque nueve plantas no me alcanzan”, en relación a la reglamentación de la legislación, que permite esa cantidad en cada hogar para uso terapéutico: “Mi hijo se acostumbra rápido a las cepas, así que yo tengo 25 y además acudo a amigos que cultivan. La salida es una regulación total. Necesito que mis cultivadores no vayan en cana”.

“El Reprocann sirve pero, lamentablemente, en muchos casos llega tarde por problemas burocráticos o administrativos”, consideró Lema. “Hay pacientes con distintas patologías que son criminalizados por la ley, aun estando inscriptos”, agregó. Otro de los reclamos, de hecho, fue la formación de las fuerzas de seguridad y oficiales de Justicia respecto de la ley de uso medicinal y el Reprocann para que no se repitan demoras, aprehensiones y, sobre todo, secuestros de planta para usuarios registrados.

“Pedimos la legalización en todos sus usos. Industrial, medicinal, gastronómico, responsable. Pedimos modificar de ley de drogas. Los usuarios que terminan en cana son los más jóvenes y más pobres. Pasa siempre. Es un sector estigmatizado, discriminado, que no tiene la importancia que se merece cada vez que hay un detenido. Lo pasamos las personas trans. He sido torturada en 1995. Necesitamos un debate serio en el Congreso, en las comisiones. Las agrupaciones que formamos parte tenemos que estar ahí. Es el momento de plantear el debate en la sociedad, que ya está ganado”, comentó Ornella Infante, directora de Políticas y Prácticas contra la Discriminación y Secretaria del Frente Nacional por la Igualdad del Movimiento Evita.

Desde la Federación Argentina LGBT acompañaron el reclamo, por primera vez en estos 12 años de marchas como parte del comité organizador. “Estamos en el momento histórico y tenemos el contexto político para reclamar todos nuestros derechos. Un Estado presente es un Estado que los reconoce y los protege. Por eso es ahora, legalización de la marihuana para todos sus usos y despenalización de todas las drogas. Por la libertad de quienes cultivan y consumen y para que dejen de utilizar la ‘guerra contra las drogas’ como excusa para perseguir y disciplinar a les jóvenes, las mujeres, las diversidades y otros grupos vulnerados en nuestro país y en el mundo”, consideró María Rachid.