Viernes 26 de abril de 2024
12 APR 2022 - 09:43 | Sociedad
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Mar del Plata: piden condenas de 17 a 40 años para tres miembros de una secta acusados de trata y explotación

La organización funcionaba en un hotel céntrico marplatense y cometió delitos tanto en Argentina como en Venezuela desde la década de 1970 a 2018, cuando fue desarticulada.

El juicio continuará el próximo lunes con la intervención de la representante de las víctimas, y el 25 de abril está previsto que presente su alegato la defensa de los imputados. (Foto: Qué Digital)

La fiscalía ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 (TOF 1) de Mar del Plata pidió condenas de entre 17 y 40 años de prisión para 3 integrantes de una secta acusados de trata con fines de explotación sexual y laboral contra una decena de personas, acopio de un arsenal y alteración de identidad de menores.

En la audiencia de cierre de sus alegatos, el Ministerio Público consideró que durante el juicio que se desarrolla desde septiembre de 2021 a los miembros de la organización que funcionaba en un hotel céntrico marplatense, quedó acreditada la responsabilidad penal de Silvia Cristina Capossiello, Sinecio de Jesús Coronado Acurero y Luis Antonio Fanesi.

Para la fiscalía, a lo largo de 5 meses de audiencias en los que declararon decenas de testigos, quedó demostrado que esta secta fue "una organización criminal" cuya "estructura fue utilizada por los imputados para cometer delitos", tanto en Venezuela como en Argentina, desde principios de la década de 1970, hasta su desarticulación, en 2018.

Capossiello -pareja de Eduardo Nicosia, quien es el líder y fundador de la secta fallecido en enero de 2021- fue acusada en calidad de coautora del delito de "trata de personas con fines de explotación sexual y laboral" en perjuicio de 10 víctimas.

Fue imputada, además, de ser partícipe necesaria en el "abuso sexual agravado" sufrido por 3 integrantes por parte de Nicosia, dos de ellas hijas de él, y la pena solicitada en su caso fue de 40 años de prisión, según informó la Agencia Télam.

Según precisó el ayudante fiscal Carlos Fioritti, acompañado por el fiscal Fabián Celiz, Coronado Acurero y Fanesi son culpables también del delito de trata, pero en calidad de partícipes primarios.

En el caso de Coronado Acurero, considerado "mano derecha" del jefe de la secta, la pena solicitada fue de 27 años de cárcel, mientras que para Fanesi fue de 17. También se solicitó al tribunal una reparación de $ 6.600.000 para cada una de las víctimas, por el "daño moral" sufrido.

La acusación incorporó como agravantes del delito de trata el uso de "engaño, fraude, violencia, amenaza y otros medios de coerción", el "abuso de autoridad y de una situación de vulnerabilidad", y el hecho de que se tratara de "ministro o autoridad de culto".

De acuerdo con los alegatos, los imputados "se valían de un proceso de coerción psicológica y aislamiento de las víctimas, típico de las organizaciones sectarias, generado a partir de la manipulación psicológica que se les imponía".

Los 3 imputados, quienes llegaron al juicio oral con prisión preventiva en unidades del Servicio Penitenciario Federal, fueron acusados también por "adulterar la identidad" de menores de 10 años y por "falsedad ideológica de instrumento público".

La fiscalía consideró acreditado, además, que son culpables de acopiar armas sin registrar, que fueron halladas en el Hotel City donde funcionaba la organización, en Diagonal Alberdi 2561, a 5 cuadras del Casino Central.

Capossiello y Fanesi, quien se desempeñaba como conserje del lugar, fueron acusados también por resistencia a la autoridad, por impedir del ingreso el personal de la Policía Federal que allanó el lugar el 3 de julio de 2018, en el marco de la investigación.

A lo largo de los dos lunes que ocupó el alegato de cierre, la fiscalía enumeró las "torturas y castigos" relatados por las víctimas, entre ellos niños, quienes dijeron que fueron "criados en cautiverio" y "adiestrados" para ocultar "la situación de servidumbre" en la que crecieron.

Según relevó Fioritti, las víctimas declararon que eran "entrenados como perros", que comían "pomada de zapatos con sacarina" o "comida balanceada para conejos", por el hambre que sufrían en ocasiones, y que eran golpeadas con un rebenque para caballos.