Juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa: cómo vivió Pablo Ventura la falsa acusación de partícipe en el crimen
El joven relató en la tercera jornada del juicio el calvario vivido cuando fue imputado en los hechos de Villa Gesell mientras estaba en Zárate. La bronca de su padre.

Pablo Ventura se presentó en los Tribunales de Dolores para declarar en la tercera jornada del juicio por el crimen de Fernando.
En la tercera jornada del juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa comenzó con el testimonio de Pablo Ventura, el joven zarateño que fue falsamente inculpado en el caso.
Reconoció que no tenía con los imputados otra relación que la de conocerlos por vivir en la misma ciudad, pero que “con Lucas Pertossi nos llevábamos bastante mal porque una vez me enteré que habló mal de mí. Dijo que yo le parecía un tonto”.
Ventura narró como la policía lo fue a buscar a su casa, lo llevaron a la comisaría de Campana y de allí, a Villa Gesell. “Yo preguntaba por qué estaba ahí y me dicen que me inculpaban del asesinato de un chico”, relató.
En la DDI de Villa Gesell “me dicen de qué se me inculpaba y me esposan contra una pared. El lunes a la mañana comparecí en la fiscalía”.
Cuando Fernando Burlando, el abogado de la familia le preguntó si tenía idea del motivo por el cual quedó involucrado respondió “porque alguien me nombró, nunca supe quién”.
Ventura fue liberado cuando se comprobó que no había estado en Villa Gesell sino en Zarate la noche del crimen, pero su nombre fue mencionado durante el allanamiento en el que se detuvo a los imputados.
Parte del testimonio consistió en reconocer los chats en los que comentaba con sus amigos la noticia del asesinato de Báez y la detención de los rugbiers zarateños. En ellos comentan el caso y la línea de tiempo llega hasta el momento en que Ventura está detenido en Campana, poco antes de que le confiscaran el celular.
“Encima me tienen metido a mí en el bardo de Gesell”, escribió a sus amigos. “No entiendo nada, tampoco tiene lógica”, continuaron los mensajes. “Qué bronca, Dios”, leyó Ventura su propio chat de ese momento.
¿Cómo fue tu vida después?, le preguntaron a lo que respondió: “No pude salir tranquilo a la calle porque la gente venía y me reconocía. Perdí mi privacidad”.
El testimonio de Pablo fue refrendado por su padre, José María que declaró a continuación.
“¿Por qué tanta cizaña?”, se preguntó visiblemente conmovido, al relatar las horas vividas mientras su hijo estuvo preso. “Esto nos cambió la vida”, dijo, “estuvimos muy expuestos; Pablo no quería salir, no quería ir a un psicólogo. De a poco fue saliendo, empezó a entrenar y a salir, pero no en Zárate sino en Buenos Aires”.
Ventura padre relató que vivió todo con “muchísima bronca” y ante la pregunta de qué concepto le merecen los acusados, respondió con énfasis que “después de la barbaridad que hicieron, para mí son asesinos. Y respecto a mi hijo lo que le hicieron fue un acto de cobardía total”, en lo que incluyó a “los dos que están libres también, porque Guarino y Milanesi estaban durante el allanamiento en el que se mencionó su nombre”.