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11 MAY 2011 - 15:27 | Sociedad

El día que Borges visitó Dolores

Hace 30 años, Jorge Luis Borges visitó Dolores para dar una charla. Recorrió las calles junto al vecino Diego Sachella, que aquí nos cuenta la intimidad de aquella reunión.


Por Gabriela Urrutibehety
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Este setiembre se cumplirán 30 años. Entre el 20 y el 21 de setiembre de 1981, Jorge Luis Borges estuvo en Dolores. Dio una conferencia, paseó por la ciudad, conversó con los vecinos y dejó un recuerdo imborrable.

La historia tiene un origen muy particular. Es que la visita estuvo motorizada por un joven de 15 años, que encaró la aventura de conseguir que el escritor más famoso de la Argentina viniera a su ciudad. Hoy vive en Munich, Alemania. Y desde allí está al frente de un proyecto para reconstruir en un documento aquellos dos días, ayudado por la memoria de sus coterráneos.

Diego Sachella, de él hacíamos referencia, recordó para ENTRELÍNEAS.INFO, a través del correo electrónico, las circunstancias que rodearon ese momento. “Yo tenía 15 años, eran tiempos tan distintos. No era usual acceder así como así a una personalidad tan requerida públicamente. Borges era una celebridad antes que un escritor para la mayoría de la gente, pero yo paseaba del brazo de mi autor favorito y por las calles de mi ciudad”.

Convencido de que “en cada conversación Borges inauguraba universos infinitos”, Sachella recuerda que “fuimos varias las personas que nos regocijamos con su palabra, con su humor, con sus anécdotas, sus citas, sus recuerdos. Él parecía nuestro anfitrión. Si hubiera podido ver, creo que habría inventado para nosotros una historia en cada esquina de la ciudad en la que nos detuvimos”, sentencia.

Treinta años después, Sachella insiste en que “lo que más tengo presente de su visita, más allá del placer de escucharlo en el Salón Blanco de la Municipalidad, es su rostro y su voz transmitiéndonos una felicidad niña, inagotable por estar en Dolores. Estaba contento y no sólo no temía demostrarlo sino que no dejaba de decírnoslo. Yo no sospechaba que esos días iban a ser tan gratos íntima como públicamente. Y menos había imaginado que él iba a sentirse tan feliz por aquel viaje.

-¿Qué provocó en Dolores esa visita?
-Una conmoción, sin dudas. Desde los medios de comunicación de entonces, Borges era una voz y un rostro familiar, siempre rodeado de polémica. Su llegada, desde ese punto de vista, movió a mucha gente a acercarse a su charla en la Municipalidad o a buscarlo en sus paseos por la ciudad para verlo, saludarlo, acercarse por un autógrafo. Incluso, buscarle “la lengua”, por aquello de sus dichos sobre el fútbol o sobre el peronismo, por ejemplo... Y en otra dimensión, era la máxima literatura nacional viva y estaba a la mano. Lectores, estudiantes de literatura, de letras, docentes, en fin... Todo otro grupo de gente que lo admiraba, disfrutó, creo que es la palabra más justa: apasionadamente. Disfrutó de sus palabras y de su compañía. Borges se sintió en casa, lo dijo en cada oportunidad que tuvo. Aquí, a quienes lo acompañábamos, en especial, a Don César Vilgré La Madrid y a su familia, y al regresar, a Fanny. Todavía no había terminado de abrir la puerta del departamento de calle Maipú cuando ya le estaba contando lo feliz que se sentía por este viaje y por las personas que había conocido. Dolores lo recibió con admiración, con respeto y con una calidez desbordante. Se habló mucho tiempo de aquellos días. Yo no esperaba nada de eso. El Salón Blanco era un reducto exclusivo, al que solía acercarse muy poca gente. Aquella tarde era un estadio en el que se jugaba un clásico. Yo lo cuento y me sigue emocionando, como me emocionaba en la intimidad aquellos días.

@bloqueI@-Ahora está preparando un documental. ¿Cómo surgió la idea?
-Con los años, algunas inquietudes de la memoria me insistían en recuperar aquel viaje, aquella experiencia y mi vínculo posterior con él. Me decidí a rastrear y recuperar aquella experiencia. Pensé en un documental audiovisual. Uno conoce el alcance de este tipo de material: no es fácil concretarlo, no será de interés masivo, pero no quería dejar de intentarlo... En eso estaba cuando supe de un trabajo sobre el vínculo de Oliverio Girondo con Dolores y pensé que una investigación en esa senda, más un documental de entrevistas con todas aquellas personas que quisieran aportar sus recuerdos de la visita de Borges de aquel año, sería óptimo para ese objetivo de repasar aquellos días.

-¿Por qué decidió encarar este proyecto justo ahora?

-En alguna medida es aleatorio... De todos modos, no puedo dejar de pensar en los saludables ejercicios de memoria a los que estamos invitados o que estamos generando los argentinos en los últimos años. El contexto se hace texto, decía una señora por ahí. La verdad es que ni siquiera había notado que este año se cumplirán tres décadas de aquella visita. Se trata de un proyecto testimonial, sin dudas. Asumo una fuerte carga subjetiva en su origen. Pero quiero desprenderme a través de un análisis del contexto social, histórico y político que contuvo aquella experiencia. Trabajar sobre las palabras de Borges dentro y fuera de su conferencia.