Sábado 27 de abril de 2024
28 JUN 2023 - 17:48 | Culturas
Historias

Miramar: por qué uno de los mejores bodegones de Buenos Aires lleva ese nombre

Fue abierto por una familia de inmigrantes gallegos y recuperó su esplendor cuando el dueño de un “Bar Notable” lo compró hace 10 años.

Alberto Olmedo y Nelly Omar fueron algunos de los habitués de Miramar, que está en Av. San Juan y Sarandí, en el barrio de San Cristóbal.

En 1950 una familia de inmigrantes gallegos compró un local de sombreros que se llamaba La Corte –y al que acudía Carlos Gardel, según cuentan– y lo convirtió en Miramar, un restaurante y rotisería que, con el tiempo, se transformó en uno de los mejores y más originales bodegones de la Ciudad de Buenos Aires.  

El nombre que eligió la familia Ramos para el negocio, ubicado en la esquina de la Avenida San Juan y Sarandí, en el barrio porteño de San Cristóbal, tuvo una razón algo azarosa. “En esos años había otro lugar similar al que le iba muy bien, se llamaba Mar del Plata. Y como los Ramos querían competirle, lo nombraron como otro importante balneario de la costa atlántica”, contó Milagros Carro, integrante de la actual familia propietaria de Miramar, en una nota brindada a La Nación.

Durante 60 años, Miramar -que claramente "le ganó la batalla" a Mar del Plata- estuvo en manos de los Ramos. A comienzos de este siglo, tras varias crisis económicas, la popular esquina comenzó a decaer. Hasta que Pablo Durazno, tío de Milagros y propietario del Café Margot, uno de los “Bares Notables” de CABA, compró el fondo de comercio en 2013.

El nuevo dueño invirtió en la infraestructura y la estética del restaurante pero su apuesta más importante radicó en recuperar el menú tradicional, lo que le permitió al bodegón recuperar su esplendor. Ahora, cada uno de los platos distintivos que ofrece la carta, está disponible, algo que en tiempos del declive de Miramar no sucedía: siempre hay caracoles, ranas a la provenzal, pulpo y sardinas españolas, mejillones.

De todos modos, los “best sellers” son la generosa tortilla de papas y el rabo de toro, que tras larga cocción sale tierno y sabroso. Se suman los guisos, que en invierno figuran entre los más pedidos, como el de lentejas, el de mondongo o la buseca, la versión italiana. Y de la rotisería provienen esos lechones que son furor en las fiestas de fin de año (venden hasta 80 en una semana), el vitel toné y la lengua a la vinagreta.

El secreto de Miramar para mantener la excelencia de sus platos durante 70 años es que el restaurante solo tuvo tres jefes de cocina: el gallego Cavaleiro, que llegó de la mano de los hermanos Ramos; su aprendiz, Ramón Álvarez, y Richard Llanos, el responsable desde hace casi dos décadas.