26/07/2023 | Noticias | Opinión

El presidenciable tardío

Con Córdoba asegurada en el bolso peronista, Schiaretti encara la yapa del proyecto nacional.


Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsisDigital.com

 

El extraño peronismo de Córdoba

Un enigma el de Schiaretti. Después de gobernar Córdoba durante tres mandatos, arañar 5 o 6 puntos en las PASO tóxicas tiene sabor a poco. O a nada, diría Palito Ortega.

En la peripecia política le fue demasiado bien.

Desde la polvareda del Cordobazo hasta el exilio en Brasil (curiosamente como la señora Patricia Bullrich, La Montonera del Bien).

Para exhibir, a los 74 años, la jactancia de proclamar que el peronismo de Córdoba no tiene un pomo que ver con el kirchnerismo.

Y en simultáneo demostrar que el extraño peronismo racional de Córdoba mantiene la inalterable hegemonía desde hace 25 años.

Pese a la ausencia del aliado histórico, José Manuel De la Sota, Hugo Boss (apodo que le disgustaba).

“¿Qué te hice, Rocamora?, ¿cómo me vas a poner Hugo Boss? Si sabés que soy hombre de Armani”.

 

Compromiso por la Argentina

Ciclo agotado. Pero Schiaretti logró que con Martín Llaryora, Descalificador Precoz, despunte otro ciclo generacional.

Junto a Llaryora -a quien le cuesta retener sustantivos y adjetivos- logró también que Daniel Passerini se disponga a despachar, durante otros cuatro años, el Maxikiosco de Córdoba Capital.

Para clausurar la explícita alianza de convivencia mutua que De la Sota supo inventar con el radicalismo.

Gobernación peronista e intendencia radical.

 

Hoy Llaryora emerge como flamante jefe del peronismo cordobés.

Los adversarios persisten amontonados entre lamentaciones televisivas en el canal Bwindi Uganda.

Desde Luis Juez, Hábito Ecuatoriano. Hasta el inexplicablemente pronto desocupado Mario Negri, Contratito.

“Sin Contratito el Legislativo va a ser insoportable”.

O Rodrigo de Loredo, El Bien Formado, que supo sinceramente disculparse ante los peregrinos de Juntos que llegaron para celebrar.

“Por hacerlos venir al p…”.

 

Con Córdoba asegurada en el bolso peronista, Schiaretti encara la yapa del (tardío) proyecto nacional.

Estaba para las hurras del partido homenaje como Riquelme en Boca. Pero se pone a pelear por la presidencia.

De haberse lanzado un año antes, probablemente hoy tendría un par de gobernadores peronistas detrás de su postulación. Y decenas de mini gobernadores.

Pero los gobernadores, en realidad, le desconfían.

Sospechan que el peronismo cordobés es, en el fondo, casi funcional al macrismo.

 

La sospecha se fundamentó al trascender el avanzado intento de acercamiento entre Schiaretti y Horacio Rodríguez Larreta, Geniol.

En el combo se incluía a Gerardo Morales, El Milagrito. A la señora Elisa Carrió, La Bien Pagá, y al peronista cultural Miguel Pichetto, El Lepenito, máxima referencia del Peronismo en Desuso.

El quinteto se encontraba a punto de rubricar el “Compromiso por la Argentina” para “antes de las primarias”. Las PASO (elecciones tóxicas).

Justo cuando coincidía con la elección en Córdoba.

Entonces el compromiso patriótico motivó la ira desacralizada de Patricia, enemiga íntima de Larreta.

Escándalo espectacular que alcanzó ribetes pintorescos con las participaciones frontales de Luisito Juez y del radicalizado Ricardo López Murphy, El Bulldog Gato, situado en el primer cordón del mauri-bullrichismo.

 

Y motivó durante la algarabía del triunfo, la precoz alusión de Llaryora hacia los “pituquitos de Recoleta”.

Destinada a Rodríguez Larreta. Para evitar -o por lo menos no avalar- el entendimiento.

Como si el nuevo jefe Llaryora le dibujara el área chica a Schiaretti:

“Con Larreta no hay compromiso patriótico que valga”.

¿Será que Llaryora ya está jugado por Massa?

 

Apunten contra Massa

Solo con los votos captados en el freezer de Córdoba, Schiaretti se garantiza superar la frontera de las PASO y asegurar presencia en la primera ronda de octubre.

Sus puntos hoy serían sustanciales para Larreta, en su pelea con Bullrich.

Pero ya es el tiempo de la competencia, no de la negociación.

La táctica de instalación es obvia. Consiste en atacar a su ex aliado Sergio, El Profesional.

Otro protagonista de la histórica fotografía de Guillermo Seita, El Cuidador de Juez.

Fue en 2019. Massa y Schiaretti junto a Pichetto y Juan Manuel Urtubey, El Bello Otero.

 

La estrategia consiste en identificar a Sergio con “el fracaso del kirchnerismo”.

Confía en que la fuerza del discurso penetre entre los multiplicados disconformes del peronismo que se quedaron afuera con la medialuna enarbolada.

Y con los cuantiosos fóbicos del kirchnerismo que pueden valorar su experiencia de gestión. O la solidez que lo diferencia de los recitadores de la derecha tradicional.

Pero para alcanzar la segunda ronda Schiaretti necesita demasiados debilitamientos.

 

El adversario escogido es Sergio, quien hoy arrastra la marca para aliviar a La Doctora y a Alberto.

Con Larreta podría ponerse de acuerdo. Basta leer el «Compromiso» trunco para captar los ejes argumentales que Geniol y el Gringo trafican hoy separadamente.

Y Bullrich representa la única coincidencia que Schiaretti mantiene con Sergio.

Ambos la prefieren, llegado el caso, a la Montonera del Bien, como rival.

 

El Ejército del Ebro

Para la alucinante epopeya, El Presidenciable Tardío cuenta con una precipitada formación, armada como se pudo. El ejército del Ebro.

Cada uno hace política como puede. Con lo que tiene. Lo que queda. Lo que se puede conseguir.

 

En primer lugar Florencio Randazzo, Cartel de Chivilcoy.

Al flaco quijotesco y eficiente tampoco le fue mal en la vida.

Desperdició en 2015 la posibilidad de ser gobernador de la Provincia Inviable.

Se peleó con La Doctora por el caprichito de querer ser presidente y hacerle una interna a Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.

En 2017 se enfrentó a La Doctora. Pero con Alberto, El Poeta Impopular, como jefe de campaña.

En 2019 patrocinó, a su pesar, el Randazzismo sin Randazzo. Esquema que alcanzó las botoneras formales del poder. Pero con Randazzo fuera del tablero.

Hoy Florencio es otro diputado inadvertido en La Pajarera.

 

En la escudería luce también la señora Hilda González de Duhalde, la Chiche Popular, compañera eterna de Eduardo, El Piloto de Tormentas (generadas).

Y Diego Bossio, El Payador Perseguido. Es quien debería explotar la redituable animadversión de La Doctora.

Como el desprecio ejemplar que le tributan desde La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.

 

Al cierre del despacho sorprende que todavía no sepan aprovechar los atributos de la señora Lourdes Puente Olivera.

Experta en Defensa, en Seguridad e Inteligencia. Pero la postulan para la frívola decoración del Parlasur.


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