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09 FEB 2019 - 12:17 | Culturas

La historia de Amorina Alday tras su paso por La Voz Argentina

Tiene una sonrisa a flor de labios, voz dulce y serena. Próxima a cumplir 20 años, nos cuenta cómo sigue su vida tras ser finalista del éxito de Telefé.

Amorina cumplirá 20 años en febrero. Visitó La Costa para presentarse en Mar del Tuyú y Las Toninas (foto).

Su madre insiste en quitarle una mancha de maquillaje de su vestido blanco mientras Amorina Alday se pone una camperita de jean. Tiene una sonrisa a flor de labios, voz dulce y serena. Próxima a cumplir 20 años, el próximo 27 de febrero, esta pisciana oriunda de General Conesa cuenta cómo fue y es hoy su vida, luego de ser finalista en el exitoso programa La Voz Argentina, la emisión más vista del canal de mayor rating del país, Telefé.

Amorina dejó su pueblo natal de menos de 2 mil habitantes rumbo a la ciudad de Buenos Aires. La historia de muchos: quería cursar sus estudios universitarios. “El cambio fue muy brusco. Es otro estilo de vida, pero lo disfruté muchísimo y no me costó adaptarme a la ciudad grande como había pensado que iba a suceder. Yo era una estudiante normal que iba a la universidad a cursar mi carrera hasta que surgió la oportunidad de presentarme, por primera vez en mi vida, a un casting. Seguramente de haber estado en mi pueblo no lo hubiese hecho, pero fui al de La Voz Argentina porque me quedaba cerca”, confiesa Amorina, quien al iniciar esta nueva experiencia se propuso mantener un equilibrio y terminar ambas cosas convirtiéndose de esta manera en finalista del reality y recibiéndose de Productora Musical en el mes de diciembre.

La joven cantante, que no estaba acostumbrada a tanta exigencia y mucho menos a la competencia, se vio abocada de lleno a los ensayos, por lo que no le fue posible viajar a su pueblo y sólo a través de videos pudo ver como su gente y la de toda la región festejaba cada uno de sus triunfos. Una vez terminado el programa, Amorina volvió a General Conesa, recibida por una multitud y cantó para su gente en el aniversario de la localidad. “Me sentí súper orgullosa representando a General Conesa. Soy de un pueblo tan chiquito que jamás pensé que llegaría a la final. Estaba ya agradecida con haber quedado en el casting, conocer tremendos artistas y pasar por ese escenario enorme, pero nunca imagine tener semejante apoyo de la gente más allá de Conesa y de la región, sino también de todas partes de Argentina y Uruguay”. Su presencia en televisión y la increíble repercusión e interacción que tuvo en las redes sociales provocaron cambios en la vida de Amorina que recién comienza a asimilar. Profesionalmente está acompañada por más gente, tiene mayor interacción en las redes, mas shows y propuestas de grandes discográficas. 

“Cambiaron muchísimas cosas en mi vida. A nivel profesional vengo luchándola hace mucho tiempo y es muy difícil para un artista, más para una mujer en la cumbia, trascender y dejar de ser una más. Muy pronto se van a venir nuevas canciones, nuevos videos y muchos shows”, adelanta con su sonrisa siempre dispuesta. 

A los shows que viene teniendo todos los días por la Provincia y por la región, el pasado domingo 20 Amorina cantó junto a Axel en Mar del Plata ante una multitud. Su devoción hacia el músico es inevitable: “Estoy súper agradecida con él. Es una persona muy comprometida con todos nosotros, Siempre está buscando la forma de ayudarnos, apoyarnos y acompañarnos. Es un ejemplo para mí”, dice sobre quien fue su coach en La Voz Argentina.

Con 19 años y criada en un pueblo los cambios en su vestimenta a la hora de presentarse en los show fueron para ella toda una proeza. “Empecé el programa como me visto habitualmente y fue raro después verme con vestuario sexy, brillante y botas largas, pero lo tomé como un personaje y me divertí mucho. Siento que no soy yo la que se pone esa ropa sino un personaje que juega, se mueve e interpreta una canción de otra forma. Tengo que admitir que cuando ahora me tengo que poner algo para salir a cantar digo: ‘Me falta un poco de brillo’. De tanto quejarme me terminé acostumbrando”, dice riendo.

La popularidad que le dio la televisión también marcó un cambio en su vida personal que Amorina está aprendiendo a manejar. Salir a pasear, comer o a bailar como cualquier chica de su edad ya no es lo mismo. “Tome real dimensión de esto cuando volví y comencé a presentarme en distintas ciudades y vi la reacción de la gente queriéndose sacar fotos conmigo, hasta los nenes me reconocen al pasar por la calle. En Capital Federal cuando salgo a caminar, me paran llamándome por mi nombre y les pregunto cómo lo recuerdan ya que no es común. Me cuesta creerlo. Hace poco fui a bailar a Dolores y no pude hacerlo en toda la noche. Me la pasé sacándome fotos con todo el mundo, fui a un lugar a sentarme a comer y no me dejaron comer. Es una locura pero soy muy agradecida con todos. Esto también es lo que soñé y lo que me pasa ahora se lo debo a la gente que fue la que mandó los mensajes”. Más allá de estas nuevas experiencias que Amorina felizmente vive, reconoce que a veces necesita estar un poco sola y es ahí cuando se refugia en Conesa. “Cuando vuelvo a mi pueblo me desconecto de toda esa locura. Allí mi vida continúa como siempre junto a mis seres queridos, mi familia y amigos. Igualmente después vuelvo a la ciudad porque extraño estar enloqueciéndome allá. Lo disfruto mucho. Acá soy una pueblerina aporteñada y allá una porteña muy pueblerina”, concluye con su frescura habitual y su imborrable cálida sonrisa