Martes 12 de agosto de 2025
12 AUG 2025 - 11:04 | Culturas
Historias

El Museo Nacional de Malvinas, bajo el cuidado de un veterano de guerra de Dolores

Esteban Vilgré es desde febrero de 2024 el director de uno de los museos más nuevos que tiene la Argentina. En diálogo con ENTRELINEAS.info define el espacio que dirige como “un museo de la soberanía” y asegura que “Malvinas es mucho más que la guerra”.

Vilgré fue anfitrión de la celebración de los 88 años del Turismo Carretera, una categoría con fuerte impronta malvinense. (Foto: Prensa ACTC)

El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur  por lo pronto es el museo más nuevo y más moderno que hay en Argentina. Inaugurado el 10 de junio de 2014, emplazado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) e invita a conocer la geografía, la flora y la fauna de las Islas Malvinas así como su historia político-cultural, reivindicando nuestra soberanía en el marco de un reclamo que lleva casi 200 años.

Es un lugar bellísimo que custodia la soberanía”, dice su director, el dolorense Esteban Vilgré, “con un espejo de agua muy grande, con las islas Malvinas en el medio, para que cada avión que aterriza o despega de Aeroparque, vea las islas”. 

Fue concebido como un museo de la soberanía, no específicamente de la guerra, sino Malvinas, islas del Atlántico Sur y yo quiero agregarle Antártida. Porque Malvinas es mucho más que la guerra”, sostiene en diálogo con ENTRELINEAS.info

Militar de formación, no deja de remarcar el valor simbólico de que el Museo esté en el predio de la ex Escuela de Mecánica de la Armada, uno de los centros clandestinos de detención más emblemáticos de la última dictadura militar: “Si hay un lugar del país que puede unificar a los argentinos, es Malvinas. Nuestra soberanía no tiene ideología, ni bandera, ni clase social, ni nada. El Museo Malvinas es un buen lugar para el reencuentro”.

Yo no busco reivindicar la guerra, sino los valores que dejó la guerra. Fuimos a servir a la nación y, siendo personas con miserias como cualquiera, lo volveríamos a hacer”, indica Vilgré, al tiempo que menciona que el sentido del Museo es poner en primer plano “el orgullo de ser argentinos”.

En esta línea, sostiene que la cuestión de soberanía tiene que ser central en la política del Estado. “La gran crisis va a ser cuando termine el Tratado Antártico, dentro de pocos años. Porque si bien nosotros pregonamos y declamamos nuestra soberanía, lo cierto que si no somos un país fuerte, un país con convicciones y un país políticamente ordenado a la hora de discutir el Tratado Antártico, posiblemente cuando nos sentimos a la mesa de los firmantes, no nos dejen ni abrir la boca”, considera. 

Una de las grandes crisis de mi país es la falta de políticas de Estado y en esto miro a Chile, a Brasil, a Uruguay, que han mantenido una línea geopolítica. El único país que cada cuatro años cambia las políticas de Estado, somos nosotros”, se lamenta Vilgré. 

Diversidades en el Museo
La ideología, las posturas políticas, en el museo no entran. Las Malvinas, nuestra soberanía nacional pertenecen a todos”, insiste. “Hoy el Museo es un pequeño universo, centralizamos todas las diversidades que se te puedan ocurrir: de género, ideológicas, las que se te ocurran”, señala. “Yo aprendí un montón de cuestiones que no tenía la más pálida idea que existían, y  las aprendí con los chicos que trabajan aquí, con sus visiones diferentes de las cosas”, explica. 

Pero lo más importante es que conocí un montón de gente que está orgullosa de ser empleado estatal, que tienen conocimientos y saberes para volcar en beneficio del Estado y que mes a mes, con un salario magro, por no poner otro nombre, siguen trabajando con entusiasmo pensando en los chicos que nos visitan y en el futuro de la Nación”, añade.

Y en ese sentido, rescata su experiencia como dolorense. “En Dolores somos 8 veteranos nacidos ahí, de orígenes diversos. Unos íbamos a Naytuel, otros a Ever Ready, todos jugamos fulbito en el Club Sarmiento, en Los XXV, en Independiente. Unos fuimos al Bertoni, otros a la  Escuela 1. Diferentes lugares, diferentes hogares, sin embargo, nuestros docentes nos formaron en una sola línea, que era de respeto a los valores, respeto a nuestra tierra, amor a la bandera, educación. Pero eso también lo aprendíamos en el club, en el fulbito”, concluye.