Viernes 29 de marzo de 2024
05 JUN 2018 - 07:27 | Opinión

Lluvia de postulantes peronistas, la nueva columna de Jorge Asís

Con su singular pluma, el destacado periodista y escritor nos brinda el análisis de la actualidad nacional. En esta ocasión, alrededor de los multiplicados opositores que visten de candidatos.

Con Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, se aguardaba la “lluvia de inversiones”. Pero por el choque y el vuelco de la calesita se viene la lluvia de postulantes peronistas.
 
Hay 2019. “¿Te acordás, Alberto, cuando lo dijiste?”. Lo pregunta el pensador Tati Vernet, El Filósofo de Rosario, a Alberto Rodríguez Saa, El Colibrí, gobernador del Estado Libre Asociado de San Luis.
 
Agrega: “Entonces estabas solo. Hoy hay tantos que te cuesta entrar al teatro”. En efecto, cinco meses atrás los peronistas trataban de encontrar al sacrificado digno para perder con Macri. Tenía el poder en el inventario hasta 2023 o 2027.
 
No obstante, al descascararse como el yeso, los peronistas de la pituitaria adiestrada ya huelen a cala. Hora de animarse. Antes debe diferenciarse entre los que quieren ser candidatos a presidente, y los que quieren de verdad ser presidentes. Distancia sutilmente significativa.
 
Cuando uno se instala como firme postulante, contiene la legitimidad para “buscar los recursos”. Traducido: para “juntarla”. Mangar. Tramitar colaboraciones entre los empresarios relativamente amigos, seres sabios que pretenden, como les corresponde, mojar la medialuna en el tazón de los próximos negocios.
 
Se los ayuda según las posibilidades de acceso. Pero nunca se debe descartar a nadie. Estilo Odebrecht, la marca democrática. Después de la frontera del Mundial, se abre la temporada 2019. La caza del recurso.
 
EL BOLILLERO
“Cuando cae un modelo de presidente, como el de Macri, los primeros que caen son los que buscaron parecerse”, confirma la Garganta. Para justificar el aserto suele recurrirse a Cafiero, Antonio Tormo. Porque, al renovarse, Cafiero se parecía a Alfonsín, El Providencial.
 
La similitud facilitó el encumbramiento de Menem, El Califa, que justamente fue quien estuvo más cerca del Providencial. En sus horas de esplendor, lo vampirizaba. La discutible certeza de la teoría alude a la probable afectación de los dadores voluntarios de gobernabilidad, para Macri.
 
Los maduros racionales como el gobernador Juan Manuel Urtubey, El Hermoso Brummel, o el gobernador Juan Schiaretti, Vuelve Juan. O Sergio de Davos, Titular de la Franja de Massa, hoy en el desierto y con anchoas.
 
Los tres, sin que sea relativamente tarde, intentan clavar distancias. Menos grave es para Sergio, por ser el portador privilegiado del rencor de Macri, que supo denigrarlo como El Ventajita.
 
En cualquier casting aparecen los tres. Brummel, porque en Salta no tiene reelección.
Vuelve Juan se encuentra en el bolillero provincial y presidencial. Como su compadre de Córdoba, José Manuel de la Sota, Hugo Boss.
 
Con su elegancia de dandy, Hugo Boss supone contar con la última bala en la recámara.
Fue Boss también aspirante, en 2015, junto con Sergio. Aliado que lo venció en aquella interna equivocada y fue, a su vez, luego vencido por el Ángel Exterminador.
 
Por prepotencia de distrito, desde las anchoas del desierto Sergio vuelve a rodar en el bolillero. Como rueda la bolilla de Hugo Boss. Y la bolilla de Felipe Solá, El Máximo Crédito del Felipismo, que se sienta con chambergo en la galería de su casa de campo. A esperar los ofrecimientos. El Crédito del Felipismo vende el producto de la unidad, de tercera marca.
 
Acontece que Felipe, como producto, se atreve a asociar a las huestes de La Doctora con las virtuosas vertientes del Peronismo Perdonable. La mercadería de la unidad siempre es de venta libre. Para consumir sin moderación. Aunque sea garantía clavada de derrota.
 
“Para perder decí como Moreno: tenemos que estar todos juntos”, confirma otra Garganta.
Para ganar, debe construirse la estrategia del ballotage. La que Emilio Monzó, El Diseñador, supo diseñar en 2015 para el triunfo de Macri. Pero el ballotage, ahora, es lo que paradójicamente el macrismo debe evitar. Para no perder.
 
PROMOVER PARA REMOVER
Abundan los anti-héroes que enarbolan la medialuna para mojarla, con el aval de La Doctora, en el frepasismo tardío de Unidad Ciudadana. Pero probablemente la enarbolan, en el fondo, para ser sus compañeros de fórmula, si La Doctora se decide a ser, a los 44 minutos del segundo tiempo. 
 
Emerge Agustín Rossi, El Producido. Para muestra de renovación, debió sacrificarse aquel bigote que lo identificaba. Para seducir a La Doctora, El Producido califica al Ángel Exterminador de contrabandista. Y silabea. “¡Con-tra-ban-dis-ta!”.
 
Otro que se anota en la volteada es el keynesiano Axel Kicillof, El Gótico. Contiene el mérito, nada menor, de no haberse pegoteado los dedos con el membrillo. Aunque quien amaga con la bolilla superadora es Milton Capitanich, El Maestro de Marcos. Para algarabía del gobernador Peppo, hilvanador de Resistencia que es el principal interesado en proyectar al Maestro.
 
“Promover para remover”. Técnica para darle cuerda en el plano nacional a quien se quiere quitar de encima en el plano provincial. Es el secreto del senador Alperovich, El Montador de Camellos, que pugna en Tucumán por la proyección presidencial del gobernador Manzur, El Menemcito.
 
Como el diputado Gioja, El Gran Güevón, promueve al gobernador Uñac, El Presentable.
Mientras tanto La Doctora, con inusual inteligencia, espera. Anima en simultáneo al Producido, al Gótico, al Maestro, al Crédito del Felipismo. Y tal vez estimula hasta el lanzamiento de Santiago Cúneo, El Diplomático Florentino.
 
Otro antihéroe, Alberto Fernández, El Poeta Impopular, realiza también sus castings pacientemente imaginarios. Con perversas intenciones de descartar a los manoseados. Con la esperanza de decidir finalmente que el mejor, en todo caso es Él.
 
¿Para qué buscar a otro si ahí está El Poeta Impopular? El mecanismo clásico se conoce como el Estilo Duhalde. Fue elevado por Don Eduardo, Negro, el Piloto de Tormentas (generadas). “Al final no voy a tener más remedio que ser yo”.
 
Duhalde, como Roberto Lavagna, La Esfinge, confía en que el fracaso de tantos jóvenes imberbes legitima la irrupción de “La hora de los Nonos”. Por la experiencia reposada para enfrentar mejor “La hora de los hornos”, que nada tiene que ver con el film canónico de Pino Solanas, El Prestigioso Dirigente Universitario.
 
Es por el incendio irresponsable de innumerables patriotas jóvenes que se tomaron con solemnidad el cambio de verso, que proponía el Tercer Gobierno radical. Para concluir en el desastre incontrolable.
 
FINAL CON ESPEJITOS
A medida que los audaces se convencen que el poder está vacante, la lluvia de postulantes se vuelve interminable. Aparte de los profesionales, los tradicionales buscapinas del rubro, se recurre a la ilusión de los consagrados.
 
Los que se lucen en actividades más penetrantes, como Marcelo Tinelli, El Tatuado, en el show televisivo. O en labores científicamente enaltecedoras, como el doctor Facundo Manes, Cisura de Rolando. Muchachos invalorables que nunca se lanzan desde la base. Arrancan, con modestia, desde el peldaño superior de la escalera.
 
Ocupan centenares de páginas en medios escritos. Son objetos temáticos de horas de discusión televisiva. Atraen a los multiplicados buscadores de empleo que aspiran, detrás del consagrado, a mojar la medialuna de alguna diputación. Al menos saborear el caramelo de madera de una concejalía.
 
Consta que en la jocunda instancia del poder vacante vale todo. Hasta debe rescatarse, incluso, el sentido llanero del humor de Carlos Menem. En la presentación del librito auto-referencial, El Califa le dijo a su presentador, Miguel Pichetto, El Lepenito: “Si llegué a presidente yo, Miguelito, ¡cómo no vas a llegar vos! ¿Qué esperás para largarte?”.
 
Una suerte que Pichetto ya no compre espejitos de colores. Ahora, al contrario, los vende.