Miércoles 17 de abril de 2024
15 JUN 2019 - 18:45 | Sociedad

Eran mejores amigos de chicos y de grandes se enteraron de que son hermanos, la historia del fundador de Los Palmeras.

Según el músico aún hoy siguen siendo más amigos que hermanos,

A ambos los une al amor por la música y la pasión por Colón de Santa Fe.

Marcos Camino y Miguel Ocampo se conocieron cuando tenían 9 años. A Marcos lo habían cambiado de colegio y el primer día de clases que compartieron juntos los unió su pasión por Colón de Santa Fe.

Con el paso del tiempo se volvieron inseparables aunque no se imaginaban la sorpresa que les tendría el destino.

Ambos nacieron en Santa Fe. Marcos vivió con su papá biológico hasta los cuatro años, cuando sus padres se separaron y se fue a vivir con su mamá. Por su parte, Miguel fue criado por su madre y la pareja de ella, quien le dio su apellido.

“A mí me cambian de colegio, llegué a una escuela y me voy a sentar con ese pibe (…) Nos hicimos amigos, los dos teníamos padrastros, éramos hijos de padres separados pero no nos íbamos a imaginar que a los 20 años éramos como hermanos”, relató Marcos Camino, en una entrevista realizada por Cadena 3..

Sobre cómo se enteraron que eran hermanos, el cantante contó: "Nos enteramos por intermedio de mi papá que no vivía conmigo. Él primero tuvo contacto con Miguel, charlaron y él le dijo que era el papá y después le comentó de mi y obviamente que me conocía y al otro día me enteré".

Cuando Miguel se enteró que su hermano iba a tocar en un show, no dudó ni un segundo en ir a verlo. Marcos todavía no era parte de Los Palmeras, grupo que fundaría unos años después junto a Rubén “Cacho” Deicas.

Hubo un momento, entre una canción y otra, que lograron verse y no se dijeron nada: simplemente se fundieron en un abrazo sincero.

"Nosotros seguimos siendo más amigos que hermanos. En un momento lo hablamos porque teníamos más años de amigos que hermanos y quedamos como sorprendidos los dos de la situación", sostuvo Marcos.

Ambos siguieron por caminos separados pero nunca más perdieron el contacto. Miguel se instaló definitivamente en Buenos Aires y se dedicó al rubro textil. Tuvo un hijo que ahora toca el teclado y sueña en ser como su tío. Marcos, en cambio, recorrió el mundo entero junto a Los Palmeras.