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11 SEP 2019 - 20:44 | Sociedad

El curioso origen del nombre del Camino Las Bruscas en Dolores

Desde ahora en la Ruta 63 hay un cartel que indica el nombre de un lugar con más de 200 años de historia. Los detalles.

El camino que pasa por detrás del Parque Termal debe su nombre al paraje donde se erigió un presidio y un pueblo de más de mil habitantes, antes de la fundación de Dolores.

La continuación de la calle Bassi en Dolores, a partir de Irlanda y hasta la Ruta 63 se llama Camino Las Bruscas desde 2004, pero recién ahora, Vialidad Provincial y Aubasa colocaron la información con un cartel que señala ese nombre. En el kilómetro 7,5 de la ruta puede verse ahora la leyenda “Camino Las Bruscas (acceso a Dolores)”.

El camino, que pasa por detrás del Parque Termal, debe su nombre al paraje donde se erigió un presidio y un pueblo de más de mil habitantes, antes de la fundación de Dolores. Alrededor de 1816, estuvo allí la cárcel donde se derivaban oficiales y soldados realistas, prisioneros de las guerras de la Independencia y, por el movimiento que se registró en torno a él, se fue construyendo un pueblo al que se denominó Santa Elena.

Un año después se fundó Dolores, a unos siete kilómetros de distancia y es de suponer que existió un camino que vinculara estos dos lugares. Tomando en cuenta la geografía del lugar, es muy probable que ese viejo camino coincidiera en parte con el que hoy lleva su nombre. Allí se puede ver aún hoy el centenario puente Escobar, una reliquia que recuerda esos tiempos y esas vías de comunicación.

En Santa Elena llegó a haber un hospital, una capilla, varias pulperías y sembrados para la manutención de prisioneros y guardias. Para 1819 se transformó en el poblado más importante al sur del Río Salado. En enero de ese año, se contabilizan 1.000 prisioneros, la mayor parte de ellos oficiales. A ellos se deben sumar 100 guardias y una población civil de número incierto.

EL DÍA QUE LOS GUARDIAS DEJARON ESCAPAR A LOS PRESOS
La crónica relata que en 1820 las cosas no andaban para nada bien en el presidio. Ese año, los artilleros encargados de la vigilancia les dijeron a 45 presos que ellos se iban, que si querían fugarse lo hicieran que les dejarían la puerta abierta. Los prisioneros de Las Bruscas - Santa Elena no estaban siempre en celdas o barracas. También eran utilizados como fuerza de trabajo por los estancieros de la zona, así como para obras públicas: en 1818 había 90 presos de Las Bruscas trabajando en la Ciudad de Buenos Aires. Algunos podían quedar libre bajo fianzas que iban de 500 a 6.000 pesos.

También hubo revueltas, como la del 26 y 27 de mayo de 1818, aquejados por la miseria y las penurias. Sumado a las precarias condiciones de seguridad, las fugas fueron moneda corriente en Las Bruscas y muchos de los prisioneros se escapaban hacia las estancias vecinas o hacia las tolderías cercanas. Por todas estas dificultades y por la nueva política de seguridad que inicia el gobierno central en la zona de la campaña, hacia fines de 1819 y principios de 1820 el presidio comenzó a ser desalojado. Muchos de sus pobladores civiles se afincaron en el recientemente nacido poblado de Dolores, que luego iba a escribir más páginas la historia de la región y la Provincia.