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26 JUL 2020 - 11:17 | Opinión

Alberto Fernández vive los peores días como Presidente

Panorama. El presidente de la Nación lleva 7 meses y 16 días en la cúspide del poder. Por qué transita su momento más complicado. Por Ramón Indart.

Fernández recibió un país en bancarrota, acorralado por acreedores y cuando terminaba de acomodarse, se desató una pandemia.

Alberto Fernández lleva 7 meses y 16 días como Presidente de la Argentina. De ese total, más de la mitad, con el país en cuarentena -estricta o intermedia- producto del coronavirus. Y es el peor de los escenarios. La curva de contagios no se detiene, es imposible afirmar que se transita el pico y decidir cerrar todo dejó de ser efectivo. Esto último de ninguna manera es una opinión. Quedó demostrado con los últimos 14 días de confinamiento absoluto. Para que una medida así tenga éxito depende casi exclusivamente de un acuerdo social donde el ciudadano cumpla con las restricciones de manera voluntaria. Sin restos en la caja estatal para sostener asistencia directa a los más vulnerables y a las empresas, los equipos del Presidente deberán buscar una nueva estrategia tras esta etapa que finaliza el domingo 2 de agosto.

El martes 4 vence el ¿último? plazo para cerrar la negociación de la deuda externa. El Presidente no logra darle un giro a su gestión para recuperar la agenda. La oposición entendió que su ganancia política está en no asomar la cabeza. Mantener las internas de Juntos por el Cambio sin escándalos y observar como el fuego amigo erosiona la imagen de Alberto Fernández. “Veo al Presidente debilitado”, planteó el titular del interbloque de JXC, Mario Negri. “Nos convertimos en una asamblea barrial, todos hablan. El poder ordenaba todo”, señaló un diputado del PRO a este periodista cuando se discutía internamente como frenar a la titular del partido, Patricia Bullrich. Luego del paso en falso por un burdo y apresurado comunicado en torno a la muerte de Fabián Gutiérrez la oposición se corrió de la escena. Y las internas del Frente de Todos afloraron en el momento menos indicado para la coalición gobernante.

Un tuit dominical de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner planteando una crítica al G-6 de empresarios que convocó Alberto para el acto del 9 de Julio; cruces públicos entre Hebe de Bonafini, Julio de Vido y el siempre combativo Juan Grabois. Más cerca del círculo del gabinete, los ruidos por una supuesta oxigenación de nombres para encarar la nueva etapa y hasta el reproche de Alicia Castro, seleccionada para ser embajadora en Rusia, al canciller Felipe Solá por la posición de Argentina respecto de Venezuela. Esto es una empleada cuestionando la política de Estado de su jefe.

El ejemplo del cruce diplomático sirve para explicar uno de los mayores problemas que tiene Fernández. Su liderazgo no es absoluto. Ni mucho menos. Para entender el sinfín de sectores que se aglutinan dentro de la coalición gobernante, durante el último tiempo Solá había estado con Sergio Massa. Luego se acercó a CFK pero nunca dejó de mantener contactos hacia adentro de los distintos peronismos. Castro, por su parte, responde directamente a CFK. ¿Qué dirá la vicepresidenta del congelamiento del pliego de Castro para ir a Rusia? “Es muy fuerte la figura de Cristina Kirchner y no habrá nada que no se examine bajo su lupa. Ese es un karma que Alberto tiene”, señaló Graciela Camaño. La diputada que se mantuvo en la "tercera posición" y no acompañó al zigzagueante Massa en la alianza electoral, describe como pocos el tablero político. Y dijo en voz alta lo que muchos en Casa Rosada señalan por lo bajo.

Cada vez que Alberto Fernández quiere hablar de la pospandemia, los números de contagios lo devuelven al mismo lugar. Así comenzaron a reiterarse los anuncios de los anuncios. Giró en falso con la idea de expropiar Vicentín. Grave error y una exposición que le valió el primer traspié al frente de Casa Rosada. Hace exactamente 7 días, entrevistado por Página/12 adelantó que el miércoles presentaría la reforma judicial. Luego se pasó al viernes. Ahora se rumorea que será entre lunes y martes. El proyecto para gravar por única vez a las grandes fortunas sigue girando sin terminar de ingresar. Se sigue demorando el paquete de medidas económicas para el día después de la pandemia y el anuncio del plan de viviendas estaría finalmente listo por estos días. La demora se hizo notar, al punto que muchos dirigentes de la Cámara de la Construcción preguntaban si María Eugenia Bielsa (titular de Desarrollo Territorial y Hábitat) iba a ser desplazada.

Fernández tuvo la peor de las suertes. Recibió un país en bancarrota, acorralado por acreedores y cuando terminaba de acomodarse, se desató una pandemia. Salir del laberinto hacia adelante es el desafío de su carrera política.