Sin saber que sus subordinados estaban tomando un registro de su voz, el actual ex jefe de la Estación de Policía Comunal de Pinamar, Fabián Guiñazú, relató con detalles las distintas maniobras que empleaba para robar a los ciudadanos. La estrategía es completa: vehículos truchos, falsa evidencia, presiones a comerciantes, allanamientos sin órdenes y nada de verguenza.
En un audio de poco más de cuatro minutos, Guiñazú fue más que claro e incluso jactancioso de sus "proezas" dentro de la fuerza. Así, detallaba, por ejemplo, cómo robaba a los trabajadores de la construcción cuando terminaban de percibir su cobro. "Cuando vos bajabas a la comisaría tenías el arma de fuego, la escopeta, los pedido de doble A [por averiguación de antecedentes] y ahí les choreabas la plata a todos", se regodeaba y daba cuenta del "plante" de pruebas.
Pero la estafa a los trabajadores tenía todo un escenario ilegal para que no hubiese sospecha del transfondo criminal de parte del deshonesto comisario. Guiñazú disponía de un omnibus "trucho", concedido por un amigo, con el cual detenía y trasladaba a los trabajadores y donde colocaba las armas para las acusaciones que levantaría al llegar a la seccional.
También con aires de discriminador, llamaba a sus víctimas de origen paraguayos "paraguas", quienes "andaban con tres, cuatro, cinco lucas, siete lucas, quince lucas...", y a quienes por costumbre dejaba sin un centavo. Aquel que había bebibo demás, también era una víctima predilecta: "Al borracho le robaba todo, lo dejaba en pelotas. Porque si se quiere ir, tiene que dejar”.
Su relato cuenta más pequeñas historias de cómo el agente de la fuerza de seguridad se "ganaba la vida"´en los destinos previos que tuvo, como el Partido de La Matanza o la ciudad balnearia de Mar de Ajó. Al momento, Guiñazú fue desplazado del cargo y se dió inicio tanto a la investigación judicial como al sumario en el área de Asuntos Internos.