No hay plan B. El presidente Mauricio Macri ratificó el camino que anunció a principio de año. Y por las dudas, desde la Casa Rosada, ya advirtieron: no habrá queja o conflicto interno o externo que altere el diseño del programa económico,
confirmó este domingo el diario La Nación.
Macri está convencido de que no hay alternativas. De hecho, les propuso a sus socios que le presenten opciones que permitan amortiguar el peso de los aumentos de las tarifas de los servicios públicos. Ninguno acercó una solución que no afecte a la cuestión de fondo: la reducción del déficit fiscal, principal obsesión del Presidente.
La necesidad de achicar el rojo en las cuentas públicas, hoy financiado principalmente por el endeudamiento externo, no permite más correcciones ni un mayor gradualismo, sostiene el oficialismo y retransmite La Nación.
Es decir, el Gobierno continuará con el cronograma de aumentos: transporte público, en junio; luz, en agosto, y el gas, nuevamente en octubre. Este último incremento del gas, estimaron en la Casa Rosada, sería menor al 15 por ciento previsto.
Además del objetivo central de la administración nacional de reducir el déficit, cerca de Macri también destacaron otro argumento clave para evitar modificaciones bruscas: después de poco más de dos años con un mismo programa cambiar “afectaría la confianza”, explicaron fuentes oficiales. No solo de la sociedad que asiste y resiste a los aumentos, sino también de los inversores extranjeros que le reclaman permanentemente previsibilidad al Gobierno.
La inflación y, sobre todo, la suba de tarifas se afianzan como las preocupaciones más firmes y acuciantes de la ciudadanía. Es la conclusión que repiten los analistas de opinión pública que siguen de cerca la evolución del humor social. El malestar por los aumentos del gas, la electricidad y el agua y la inflación persistente no es el único efecto de los últimos anuncios y de la fuerte repercusión política de estos días, apuntan los especialistas.
También impacta en las expectativas sobre la situación económica del país. Algunos encuestadores advierten que el golpe en el ánimo social podría ser mayor en las próximas semanas, cuando las facturas con las últimas subas lleguen a los hogares.